
Al igual que en el ejemplo anterior, en Jóvenes&Sanos hemos adoptado una postura pragmática traduciendo a recomendaciones aplicables en el mundo real todo lo existente tanto a nivel de estos ocho procesos básicos como de los conocimientos y evidencias más recientes en el campo de la nutrición, en la cooperación entre nuestra flora bacteriana intestinal y nuestro organismo, y en el cuidado externo de última generación para, con un grado de personalización razonable pero sin pruebas médicas inútiles, poder prepararle un plan personalizado en terapia antiaging capaz de intervenir en sus procesos biológicos de manera equivalente a las clínicas de antienvejecimiento más revolucionarias.
Iniciar el cuestionarioMitigación del envejecimiento desde la perspectiva científica
La ciencia, y en concreto la medicina antienvejecimiento, entre otros motivos, por el auge de las terapias antiaging o tratamientos para prevenir el envejecimiento, está empezando a entender como restituir algunos de los daños causados por estos procesos básicos o incluso frenar su actividad y revertir el daño acumulado. Algunas de las teorías clásicas de porqué nuestro organismo se deteriora están perdiendo vigencia y están siendo reemplazadas por este nuevo paradigma. Un ejemplo clásico es el de los antioxidantes y el envejecimiento. Si bien la oxidación a la larga daña los tejidos, haría falta que viviéramos más de 300 años para que nuestro organismo envejeciera por dicha causa.
Otros procesos ligados al envejecimiento, como la desregulación de la monitorización celular de los nutrientes, hacen que las patologías ligadas al envejecimiento sean ya evidentes a los 50 años y acaben con nosotros como norma general antes de los 100. Por si fuera poco, la mayoría de los “antioxidantes” desarrollados para frenar el envejecimiento no actúan allí donde generan el mayor daño (el interior de la matriz mitocondrial) y simplemente son excretados por la orina sin haber ejercido ningún efecto real, expulsando de manera inalterada fármacos y suplementos de escasa actividad demostrada pero muy alto precio.
No obstante, la evidencia sobre la reversión de algunos de estos procesos es ya muy amplia y en algunos casos incluso pueden ser modulados con gran seguridad fisiológica y cierta efectividad. Estamos en los inicios de la medicina preventiva individualizada encaminada a mantener nuestra juventud, estado funcional, aspecto externo y proporcionar una vida libre de enfermedades crónicas ligadas a la edad, vislumbrándose la posibilidad de proporcionar informes personalizados “anti-edad”. Nadie debería de ser privado de la posibilidad de tener más años de vida en buenas condiciones, sobre todo estando en un momento en el que la tecnología y la evolución social hacen que la evolución biológica pase a un segundo plano al menos desde la perspectiva del individuo. En este sentido, creemos que un buen ejemplo es el de los inhibidores de MTOR – esta proteína está encargada de sensar los niveles de aminoácidos y otros nutrientes en el microambiente celular. Cuando estos nutrientes son abundantes, la célula pone en marcha el programa de “crecimiento y multiplicación”, pero en esta situación, también es vulnerable a cualquier mutágeno (pues está en proceso de replicación de ADN).
En ausencia de nutrientes, entra en fase de reparación y quiescencia. Hace unos años que se ha observado que la inhibición de MTOR con un fármaco llamado rapamicina puede alargar la longevidad útil en animales de laboratorio hasta un 15%, rejuveneciendo muchos parámetros funcionales, desde la fuerza muscular y porcentaje de tejido magro hasta la memoria. Sin embargo, el fármaco es caro, requiere control médico, y tiene abundantes efectos secundarios. Pero igualmente se ha observado que la deprivación periódica de nutrientes mediante el ayuno consigue un efecto muy similar, y lo hace de manera segura y sin coste, y este hecho impacta positivamente en nuestro bienestar y en posibles enfermedades crónicas latentes o que ya estemos padeciendo.
Al igual que en este ejemplo, en Jóvenes&Sanos hemos adoptado una postura pragmática traduciendo a recomendaciones aplicables en el mundo real todo lo existente tanto a nivel de los procesos básicos mencionados más arriba como de los conocimientos y evidencias más recientes en el campo de la nutrición, en la cooperación entre nuestra flora bacteriana intestinal y nuestro organismo, y en el cuidado externo de última generación para, con un grado de personalización razonable pero sin pruebas médicas inútiles, poder prepararle un plan personalizado capaz de intervenir en sus procesos biológicos de manera equivalente a las clínicas de antienvejecimiento más revolucionarias. Pero, además, un tratamiento para prevenir el envejecimiento o una terapia antiaging celular pura no es suficiente.
El deterioro funcional que observamos en la gente mayor no es solo producto de nuestros genes y los procesos anteriores, que evolucionan a distinta velocidad en distintas personas. Gran parte de este deterioro se origina porque la influencia de nuestros hábitos o el ambiente se “incrustan” sobre estos procesos que marchan a un ritmo más o menos constantes. Una dieta alta en proteínas y alimentos procesados acelera la expresión de estos procesos, contribuyendo desde unos frentes distintos a los causados por los procesos ligados al envejecimiento a la aparición de las enfermedades crónicas y el deterioro. Por ejemplo, una dieta pobre en fibra aumentará la posibilidad de que nuestra barrera intestinal se debilite, favoreciendo la inflamación sistémica de bajo grado y contribuyendo así junto con las alteraciones de la comunicación intercelular o la inflamación de bajo grado asociada a la senescencia a la aparición de diabetes. Si solo nos enfocamos en un tratamiento para prevenir el envejecimiento celular, nos dejaríamos uno de los frentes sin atender; sólo un plan personalizado integral enfocado en todos los frentes podría cubrir todos los aspectos modificables a día de hoy y eso es lo que ofrecemos en Jóvenes&Sanos.
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